Antes de la llegada de Eze fui preparando mis mamas, masajeando y haciendo que se formaran lo pezones, por lectura no por orden médica, estaba ansiosa! Quería dar la teta! Luego al comenzar las clases de pre-parto me preocupaba porque otras mamás contaban que les salía calostro y a mí no! le pregunte a la obstetra y me dijo que tal vez tenia los conductos tapados, efectivamente era eso… logramos solucionarlo y pasar nuestro primer obstáculo.
A mi marido le quedó grabado de los encuentros de pre-parto que no importa el tamaño del pecho… cualquiera puede dar la teta y hasta hoy en día lo discute con uñas y garras.
Al nacer tuve contacto con mi peque pero no piel a piel, sino tela del camisolín piel, el escote era tan cerrado que sólo lo agarre, lo abrace y se postergó el agarre espontáneo.
Luego la falta de fuerza física me imposibilitó darle por mis propios medios la teta, necesite ayuda! Estaba mi mamá que había logrado llegar, (ella vive, lejos) y estar cerca nuestro. Ella tiene la experiencia de amamantar a sus 5 hijos y me trasladó un poco de su sabio conocimiento.
Creí que sería una tarea fácil… sabia que llevaba dedicación pero no me imagine que tanta.
En plena recuperación después de una transfusión de sangre porque había quedado anémica luego, nos dan el alta, allí comienzo a verlo medio amarillento, le realizan los análisis correspondientes y decidieron ponerlo bajo lámpara.
Pasamos al área de neonatología aunque estábamos a metros de distancia, me sentía mal.Las recomendaciones de descanso, buena alimentación e hidratación no se llegaban a cumplir del todo ya que en ningún momento pude descansar de verdad.
Sentí el apoyo del personal de salud en todo momento, pero por otro lado recuerdo todavía la cara de una enfermera que al ver el calostro que había logrado sacar con muchísimo esfuerzo, me dice: ¡pero esto es pura agua!
No quería que le dieran leche en polvo y hacia todo lo posible para tener más y más leche.
Pasado ese tornado, retomamos nuestro camino a casa… la verdad que esos días se me hicieron eternos.
Al ir al primer control le conté a el doctor lo pasado, me dijeron que Eze había agarrado mal la teta, para mi era que había nacido con el frenillo corto y no contaba con toda la movilidad de la lengua…me explica que el dar la teta es todo un aprendizaje y que en cada toma, aprenderíamos juntos.
A los tres meses sufrí un cólico biliar eso me provoco una colecistitis + un síndrome coledociano en otras palabras comenzó a ponerse toda mi piel cada vez mas amarilla.
Me internaron y desde el principio preguntamos si podíamos seguir dándole el pecho y seguí. Solo veía a mi bebé dos o tres veces al día, pues no contaban con una habitación para que pudiera estar con él, ahí me di cuenta cuanta leche es capaz uno de producir y cuanta tomar un bebé.
El post operatorio fue complicado emocional y físicamente.
Emocional: estuve una semana sin ver a mi chiquitito, nos recomendaron que no le demos esa leche por todos medicamentos que me estaban administrando, solo hablaba por teléfono con él.
Físicamente: quede anémica nuevamente al igual que en el postparto, sin fuerzas y tenía dos sondas.
Al darme el alta, para mi sorpresa el doctor me dijo que me llevaba a mi casa un sonda (la biliar), pensé que seria por unos días pero resultaron ser dos meses y medio.
Ya en casa con la ayuda de mi madre que viajo nuevamente de a poco retome mi vida … en momentos estaba bien pero en otros me sentía muy triste, imposibilitada para ciertas cosas… alzarlo, poder acudir a él cuando se despertaba a la madrugada, me costaba sentarme, acostarme (todo movimiento).
Tarde tres o cuatro días en terminar los medicamentos para retomar la teta, y fue un trabajo, difícil pero con final feliz! Intentamos darle de varias formas y en varios lugares, cada vez que lo requería. Para ello trabajó toda la familia, no nos podíamos permitir perder ese tesoro tan preciado.
Hoy, Eze tiene dos años y medio, seguimos con la lactancia, ese acto de amor inmenso!!
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